Hoy la verdad, las condiciones no eran nada buenas. Me he animado a madrugar para intentar pillar menos viento pero el mar venía un poco tocado. Aún así, no se por qué, pero al de pocos minutos ya estaba tirado en la playa con todos los bártulos a mi alrededor y envuelto en mi toalla por el frío.
Bueno, así he estado hasta que la otra persona con la que compartía la playa, un pescador, ha venido a donde yo estaba y después de una larga conversación en la que hemos hablado de las olas y de los peces que ha ido a pescar últimamente me ha dicho:
-Mira, el otro día me fuí al puerto viejo a por jibias y no había nadie, así que ahí estube mirando sin saber si ponerme a pescar o no, porque no sabía qué tal estaba el asunto, al final vi que había otro pescador en un coche y le dije si se animaba y me fuí con el. El caso es que en toda la mañana solo salieron dos jibias y yo no cogí ninguna.
Dicho esto se ha marchado y yo ya os lo imaginareís, me he puesto el traje y al agua. Al de poco rato ya se veían cabezas asomadas decidiendo si entrar o no, alguna ha decidido entrar, y cuando he decidido salir justo ha entrado el viento norte.
Nose que habría pasado si no me hubiese encontrado con ese señor, pero gracias a esa frase me he cogido unas olitas y me he quedado con un buen consejo para el futuro.
Boas ondas!!
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